El 9 de octubre nuestro querido pichón levanto el vuelo al atardecer y aún no ha regresado. Tras un mes de reposo y cebo el pichón se hizo paloma e imagino que habrá vuelto a su hogar. Llevaba varias semanas suelta por la terraza socializando con nuestra paloma guardiana Neo, practicando y tomando el sol. Y cuando todos creímos que no se iría se fue.
Los gatines y Neo la echan de menos, y yo voy por la calle observando palomas pendiente de localizarla entre las colonias vecinas. En agosto se fue Pipi, otro pichón que le caía mucho mejor a Neo, pero nos pareció totalmente normal porque siempre estaba revoloteando y mirando como fugarse. El pichón atropellado parecía feliz con nuestras rutinas e incluso se metía solo por las noches en la jaula. Quizás si no lo hubiesen asustado no se hubiera ido.
Esperemos que tenga una vida larga y feliz.
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